Desde las calurosas y soleadas playas de Santa Marta hasta las inmensidades imperiosas y frías de la Sierra Nevada, se desarrolló una de las primeras comunidades de orfebres, pescadores y agricultores de la región norte colombiana.
Estos pobladores sobrevivían con la explotación de los recursos marinos, fluviales, de los montes aledaños y por el cultivo de maíz y otros productos, y a partir del año 200 d.C. fueron expertos orfebres y hábiles artesanos de la talla de conchas y piedras semipreciosas.
Uno de los principales objetos para la representación de las aves, mujeres y felinos, eran los recipientes cerámicos y pectorales hechos en piedra, metal y conchas.
En la orfebrería Nahuange sobresalen las piezas martilladas en aleación de cobre y oro, denominada tumbaga. Tienen superficies muy pulidas, muchas de llamativas tonalidades rojizas. Puntos, círculos, triángulos, animales esquemáticos y serpientes de dos cabezas se combinan en motivos decorativos que adornan narigueras y pectorales emblemáticos.
Hacia el año 900 d.C. la forma de vida del período Nahuange cambia y se da inicio a lo que se denomina período Tairona.